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Si hay un grupo de personas que deben cuidar lo que comen son los atletas. Sin embargo son los que peor asesorados suelen estar. La mayoría de sus entrenadores no son expertos en el campo de la nutrición y su régimen dietario está lleno de mitos o falacias. Piensan que para desarrollar una buena musculatura, su dieta tiene que ser alta en proteínas. Por eso de que «carne da carne.» El gasto en suplementos proteicos y multivitamínicos es a veces excesivo y fútil. Es mi deseo que a través de este artículo obtengas una mejor orientación.

Encontré esto en un lugar y estoy de acuerdo. «Una buena nutrición no hará que un atleta de fin de semana se convierta en campeón, pero una nutrición pobre convertirá a un campeón en un atleta de fin de semana.» Por eso es importante que quienes practican deportes, tanto los que compiten o los aficionados, se aseguren de satisfacer adecuadamente sus necesidades nutricionales para evitar tanto los excesos como las deficiencias.

Las necesidades nutricionales dependen de la edad, estilo de vida, estado de salud, y en especial, del tipo de actividad física. La dieta debe ser equilibrada para conseguir un óptimo rendimiento deportivo. La ingesta de alimentos debe cubrir sus necesidades y permitir al deportista mantener su peso corporal ideal. En general, el atleta o deportista debe consumir una dieta relativamente alta en carbohidratos. Esto optimiza la disponibilidad de glucógeno muscular durante períodos de entrenamiento intenso y competencia, y así podrá obtener una mayor resistencia deportiva.

Las proteínas deben suplir alrededor del 10-15% del total calórico. Aunque a menudo el deportista ansioso de mejorar su desarrollo muscular tenga la tentación de exagerar la ingesta de proteínas, las necesidades no superan los 2 g de proteínas por kg. de peso al día. Por ejemplo si una persona tiene un peso ideal de 150 libras su requisito proteico es de aproximadamente 136 gramos. Estos requerimientos son cubiertos ampliamente por una ingesta razonable de carne, huevos, pescado y productos lácteos. Un exceso de proteínas en la alimentación puede ocasionar una acumulación de desechos tóxicos como urea y sobre carga el trabajo del riñón, además de traer otros efectos perjudiciales para la buena salud del deportista.

Una ingesta óptima de grasas debe ser de un 30-35% de las calorías totales. Tanto un exceso como una pobre ingesta de grasa pueden desencadenar en efectos adversos para el organismo. Si el contenido de grasa en la dieta es bajo, existe el riesgo de sufrir deficiencias en vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales. Si por el contrario, la dieta tiene un contenido excesivo de grasa el rendimiento físico es menor, y además aumenta el riesgo de la obesidad, problemas digestivos y cardiovasculares.

Las recomendaciones de hidratos de carbono (carbohidratos) para el atleta es de de 50-60% del total de las calorías ingeridas, correspondiendo menos del 10% a los hidratos de carbono simples (azúcar, dulces…) y el porcentaje restante debe ser de hidratos de carbono complejos (cereales y derivados, panes, pastas, viandas, arroz, etc.) En condiciones normales, necesitamos alrededor de tres litros diarios de agua para mantener el equilibrio hídrico (un litro y medio en forma de bebida y el resto a través de los alimentos). En caso de un esfuerzo físico importante las necesidades de agua aumentan, pudiendo perderse hasta más de dos litros por hora. Es aconsejable, beber agua o alguna bebida deportiva para reponer fluidos y minerales antes, durante y después del ejercicio físico, sobre todo en los deportes de larga duración

En cuanto a los minerales se sabe que las necesidades de calcio aumentan en las mujeres con una gran actividad deportiva, en las que suele producirse ausencia de la menstruación. Hay que aumentar la ingesta de este mineral para compensar sus bajos niveles de estrógeno, lo que disminuye su absorción intestinal de calcio. Por lo que se recomienda una alimentación rica en productos ricos en calcio como lácteos (leche, queso, yogur, etc.) Un suplemento de calcio es a veces necesario.

Se ha observado que las necesidades de hierro de las personas que practican habitualmente deporte son mayores que las de una persona sedentaria. La mujer debe compensar las pérdidas que se producen a través de la menstruación. En el caso de mujeres deportistas es conveniente aumentar el consumo regular de alimentos ricos en hierro (carne, huevos, granos y legumbres).

En lo relativo a las vitaminas, se ha demostrado que la capacidad física disminuye cuando hay una carencia de las mismas. A partir de este hecho se ha extendido la creencia de que un suplemento vitamínico puede incrementar el rendimiento en una práctica deportiva. Pero todos los estudios realizados hasta ahora han llegado a la conclusión opuesta: una adición de vitaminas no mejora el rendimiento físico. Un aporte suplementario de vitaminas sólo puede ejercer un efecto beneficioso en el rendimiento de las personas que tengan un déficit vitamínico. Pero éste no es el caso de la persona alimentada de forma equilibrada.

Cómo distribuir las comidas durante el día es extremadamente importante para una buena utilización de todos los nutrimentos ingeridos. Un mayor número de comidas al día trae un rendimiento mejor, se evitan así las fatigas digestivas y los problemas de hipoglucemia. Una buena distribución de las calorías diarias consistiría en efectuar cuatro comidas diarias.

Desayuno: 15-25% del total calórico
Almuerzo: 25-35% del total calórico
Merienda: 10-15% del total calórico
Cena: 25-35% del total calórico

Un buen estado nutricional no se consigue unos pocos días antes de la competencia, sino que es el resultado de unos hábitos alimentarios practicados adecuadamente, durante mucho tiempo y con regularidad. Por supuesto, mi mejor recomendación es que busques el consejo del dietista, profesional que puede desarrollar un plan nutricional que se ajuste perfectamente a tus necesidades.

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