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Desde hace años hay una serie de enfermedades que si bien no son contagiosas, cada año cobran la vida de miles de personas. 

Tal es el caso de las enfermedades isquémicas del corazón que se mantienen desde hace al menos 5 años como la principal causa de muerte en México, con una tasa de 32.14 %, de acuerdo con datos de la Sociedad Mexicana de Cardiología AC y el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.

Enfermedades cardiacas, asesinos silenciosos

Al corazón siempre se le relaciona con lo emocional, con los sentimientos, y a un dolor del corazón, generalmente con tristeza. Aunque bien dicen que de amor nadie se muere, eso sí ocurre por enfermedades que afectan el corazón. 

Las enfermedades isquémicas del corazón incluyen todo lo relacionado con los vasos sanguíneos, como cardiopatías coronarias, reumáticas, congénitas, cerebrovasculares, etcétera. Estas enfermedades crónicas generan altos costos para su prevención y control, y representan un gran reto para la salud pública en el país.

Múltiples estudios respaldan que un corazón saludable está ligado a una alimentación saludable. Una dieta balanceada y enfocada en mantener un corazón sano debe incluir cereales integrales, leguminosas, verduras y frutas, con una ingesta limitada de carnes magras, mariscos, frutos secos, productos lácteos bajos en grasa y aceite vegetal. 

A partir de estas recomendaciones, el consumo de grasas trans, los productos altos en sodio, el exceso de embutidos, los carbohidratos refinados y las bebidas endulzadas con azúcar simple deben reducirse o eliminarse por completo de la dieta diaria.

Además, según los especialistas en nutrición y salud cardiaca, la fórmula para un estilo de vida saludable y un corazón sano consiste un 70 % de una alimentación balanceada y saludable, un 20 % de actividad física y un 10 % de descanso adecuado.

Eres lo que comes… y también cuánto te mueves

“Eres lo que comes” es una frase que se escucha con mucha frecuencia, pero en lo que respecta sobre todo a la salud cardiovascular, se debería decir: “Eres lo que comes y también cuánto te mueves”.

El ejercicio regular y constante tiene un potencial impresionante para mejorar la salud cardiovascular, pues además de ayudarte a estar en forma, mantener un peso saludable y fortalecer los músculos, la actividad física aporta los siguientes beneficios a la salud de tu corazón:

  • Ayuda al corazón a bombear mejor la sangre por todo el cuerpo.
  • Puede mantener normal la presión arterial o bajar sus niveles cuando es alta.
  • Mejora la eficiencia deportiva y ayuda a que el corazón se recupere más rápido después de realizar actividad física.
  • Ayuda a reducir los niveles de colesterol no saludable. 
  • Disminuye el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares.

Para obtener mayores beneficios de la actividad física es recomendable que el ejercicio sea personalizado, pues así lograrás tus objetivos físicos y de salud. Acércate a especialistas, médicos, nutriólogos y entrenadores físicos para elaborar un plan que se adapte a tus necesidades y que logres incorporar la actividad cardiovascular a tu estilo de vida. 

Busca establecer un plan que aumente de manera segura y gradual tu capacidad para el ejercicio cardiovascular y que con ello puedas mantener estables tu presión arterial, frecuencia cardiaca en reposo y colesterol. 

Son muchos los factores de riesgo que incrementan las posibilidades de presentar enfermedades cardiovasculares: el tipo de dieta, el sedentarismo, el consumo de tabaco, la obesidad, el estrés laboral, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus. Reducir cada uno de ellos puede ser un reto individual a trabajar con el objetivo de mejorar la salud y el bienestar.

Se trata de pequeños grandes pasos que podemos dar en aras de mantener nuestro corazón sano, velos incorporando poco a poco a tu vida y descubrirás que no solo beneficiarán a tu corazón, sino a todo tu organismo.

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